Historias de curanderos

María Panizo, vecina de Camarzana del Tera (Zamora), relata ante la Guardia Civil lo sucedido en la mañana del 3 de septiembre de 1932.

Y así lo describen los diarios de la época:

“En la mañana del día 3 se presentaron en su domicilio un hombre joven, como de 30 años, de buen porte, acompañado de una mujer de edad algo avanzada, los cuales se ofrecieron "honradamente" a llevar a cabo la curación de un hijo de la denunciante que se encontraba enfermo.

La buena fe de María fue sorprendida en sus deseos de ver sano y salvo a su hijo aceptando la imposición de los improvisados curanderos que le exigieron para llevar a cabo su "milagro espiritista" sólo 3 condiciones necesarias: una sábana, una botella de agua bendita y "colocar" en una maleta la cantidad de 1750 pesetas, que por obra y gracia de las habilidades espiritistas de los dos desconocidos curanderos, desaparecieron de la maleta, dándose ellos a la fuga.

Al darse cuenta la "ingenua" María que había sido objeto de una estafa, dio parte a la Guardia Civil, que está llevando a cabo las pesquisas pertitentes para dar con el paradero de "habilidosos galenos".

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La agencia peruana de noticias "Andina", hacía pública recientemente la advertencia del Ministerio de Salud de su país: "Consumir "brebajes" o “pócimas” de dudosa procedencia elaboradas por curanderos o chamanes durante los rituales que estos realizan, puede causar severos daños e incluso ocasionar la muerte por intoxicación", advirtió Oswaldo Salaverry.

En la hemeroteca, encuentro esta noticia publicada por los diarios españoles en 1927. El curandero asturiano no se anduvo en remilgos: lo mejor, unas buenas borracheras. Claro que, así fue el resultado.

"En el pueblo de la Felguera se ha registrado un caso de intrusismo en medicina. Un curandero dedicábase a asistir enfermos, habiéndose dado casos de muerte. El último fue el de un soldado que regresó de África con paludismo y afección pulmonar. El curandero le recetó bacalao frito y borracheras que no fueran de vino.
A la tercera borrachera el soldado falleció. El Colegio Médico se ocupará de ese asunto."

8 septiembre de 1927