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Vivimos una etapa de máxima preocupación por la educación y la cultura, pero la murmuración, la infamia al ausente, al indefenso o al débil es parte permanente de la forma de ser de personas amargadas, infelices y que arrojan muy intencionada bilis con el insano deseo de causar todo el daño posible. Tienen tanto delito como ellos quienes prestan oídos cobardes, quienes no se dan media vuelta dejando con la palabra en la boca a las malnacidas personas que vomitan tanto veneno como oratoria tienen.
En el paradigmático caso de Marta Domínguez parte de la prensa ha prestado sus páginas para triturar el honor de una atleta y persona ejemplar. Por mucho que batalle por su dignidad y que los tribunales, con el lento paso del tiempo, le vayan dando la razón, no hay manera humana de reponer su honra, de compensarle de todas las humillaciones que ha sufrido. Esto pasa cuando una sociedad torpe y cerril presta atención a quien no la merece. Así nos va.
2 comentarios:
Las verdades, como las mentiras, siempre son a medias. Ni son como las vemos los demás, ni muchas veces como nos las cuentan quienes padecen el juicio paralelo. Ni como lo ve quien juzga, ni como lo ve quien lo defiende.
Y si uno hace el mínimo ejercicio de ponerse en casos reales, casos viejos, de personas que fueron acusadas y ajusticiadas erroneamente; de personas que se tiraron años en la cárcel; en fin, que a nadie debe ser ajeno ésto.
Juzgamos por todo y a muy libre albedrío, pero que no tengamos la mala suerte de caer en uno de esos pozos porque seremos juzgados por el mismo rasero y sin necesidad de hacer algo malo; basta con que nos enamoremos de otro/a. Nos daremos cuenta de cómo cambia todo y lo difícil que es, lo imposible que es volver a ser uno mismo.
Es que creo que no hay una verdad absoluta, todo depende de quién lo mire, desde dónde lo mire y cómo lo mire...
Me ha gustado mucho este post. Besitos Froi y buenas noches mi amigo!!!,
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