Vemos esta foto y creemos en la muerte. La versión oficial cuenta que Capa encontró la foto igual que el miliciano la bala que le quitó la vida casi por azar, en septiembre de 1936, en el Cerro Muriano. La leyenda urbana asegura, sin embargo, que la imagen forma parte de un ensayo. Capa tomó su Leika una mañana tranquila de finales de verano, que pasó sacando fotos a un grupo de soldados a los que daba instrucciones de cómo morirse de mentira. Pero yo veo ese cielo de plomo y pienso en la muerte. Y veo cómo el fúsil se escapa de una mano sin fuerza, sorprendida, y pienso en la muerte. Y veo las ropas de civil, el inútil cartucho de municiones ceñido a la cintura, la camisa tan blanca como la del fusilado de Goya, el estupor del vivo que cierra los ojos y sabe, como nunca antes ha sabido otra cosa, que ya no es, y pienso en la muerte. El miliciano de Capa en la orilla de la imagen es la vida arrancada de cuajo, el viento que te empuja fuera de una foto, que te convierte en sombra alargada, la última de las mañanas de septiembre que tendrás derecho a disfrutar.
Texto: Patricia Esteban Erles
ÍNDICE-LA FOTO-UNA SERIE DE CURIOSÓN
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