Raconteur

Un despreciable tipo de talento

Leo que la prefactura del Sena ha retirado de la circulación, es decir, de los kioskos parisienses, cierto número de ejemplares de un folleto titulado L'Oeuvre, que tiene pretensiones de revista, y dirigido por un tipo, el señor (¿los tipos son... señores?) Gustavo Téry.
Yo poseo un ejemplar del número del periódico (?) en cuestión. El título, destacándose en una cubierta chillona, es el siguiente: "Arístides el cínico".
El cínico no es otro que M.Briand, el poderoso cerebro que ocupa en Francia actualmente la presidencia del Concejo.
Y el juez (!!!) del cínico, un raté ávido de fortuna y nombradía.

Téry, profesor de filosofía, empezó a dar a conocer su pluma hará unos doce años, en La Petite Repúblique, haciendo una campaña jacobina contra toda libertad de enseñanza. Dee esa época data su volúmen Les Cordicoles. Varios Ministros de instrucción pública le enviaron a diversos congresos internacionales, mas, de golpe, el estómago ambicioso de Téry comenzó a presentar signos de impaciencia. ¡El Téry, el gran Téry, se comía las uñas en un colegio sin gran iportancia, mientras otros gozaban de honores inmerecidos! ¡Imposible!... Y se lanzó desbocado, colérico, dispuesto a hacerse conocer en la noble carrera difamatoria... Carrera que, dicho sea de paso, no le ha llenado los bolsillos de oro. Su primer blanco conocido de mérito, fue Monsieur Chaumié, su antiguo Ministro. La campaña que contra éste hizo en "Le Matín" fue sensacional. La cantidad de fango que arrojó al senador de Lot-et-Garonne no puede medirse. M.Chaumié le llevó a los tribunales. El diario en que colabora Téry hizo el toro bravo, apoyó a su redactor, creyó asustar al recto magistrado; pero en el momento decisivo tuvo miedo, reculó, agitó la bandera de paz, se retractó públicamente, suplicó, ofreció. En vano... El proceso produjo honda impresión. 

La Matín se vio condenada a pagar una indemnización enorme; perdió muchos lectores. Y Téry desapareció de su redacción.... ¿Aplastado? ¡Cá!...

Olvidemos sus campañas... fecales. Fijémonos en La Obra. Desde hace un año escupe Téry en las raquíticas páginas de ese conato de revista semanal toda la bilis de su hígado infecto. 

Su gran colaborador es Urbain Gohier, energúmeno que ignora uno si es anarquista, un realista o uno de esos antipatriotas teatrales que pululan en Francia desde hace algún tiempo. Este Gohier es el genio de la calumnia abusrda. Diríase que moja su pluma en vitriolo. Sostiene con cómica seriedad que el leader socialista Jean Jaurés es un traidor que vive del dinero del gobierno alemán. Unas veces se llama "el horrible Pomeriano de la barba roja"; otras, le grita: ¡Herr Jaurés!... 

El colmo de lo grotesco es que Téry y Gohier han apoyado últimamente la candidatura a una elección municipal de un tal Andrés Gaucher, (naturalmente, Gaucher no fue electo). Gaucher, realista escandaloso de opereta estaba resuelto hace un año a matar a Dreyfus, resolución que no llevó a cabo "por razones de oportunidad política". Este dato interesante de la vida de Gaucher lo han contado hace días en un banquete que en su honor se dio, su amigo León Daudet (¡no te sonrojes sombra del gran escritor!.) 

Caso curioso el de ese Téry y ese Gohier, ambos periodistas de talento y esprit. Por lo tanto, dos fuerzas. Pero, desgraciadamente, fuerzas... perdidas.

W. de Blanck, Diana, Cádiz, 10 Diciembre de 1909