Termas romanas
Termas Campo Valdés (Gijón) |
Cloaca visitable (Astorga) |
En "La más bella canción de la Naturaleza", cuya primera edición salió en 2016, no llegamos al Bernorio; en realidad faltaban muchos lugares por citar, faltaban muchas cosas, pero si lo sopesamos y, finalmente, incluimos en la serie que con el mismo título fue apareciendo cada domingo, durante varios años, en las páginas de Diario Palentino.
Este año he visitado varias termas, las de Astorga, que se descubren a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, en buen estado de conservación, lo que permitirá adentrarse un poco más en la función de cada espacio: frigidarium, tepidarium y sudatorium. Precioso el recorrido por una cloaca que aquel ayuntamiento ha habilitado como recorrido turístico.
También las hubo en Zaragoza, donde se han documentado multitud de cisternas, fuentes, cloacas de desagüe y diversos tramos de tuberías de plomo y saneamiento. No llegamos a verlas, porque nos quedamos extasiados con el teatro romano que se descubrió en 1973, pero nos sorprendieron en agosto las termas de Gijón, concretamente, el museo de las Termas Romanas de Campo Valdés, inaugurado en 1995 en el corazón de la ciudad antigua. El recorrido, con ciertos cambios, es similar a lo que vimos en Astorga. Desde una pasarela vas observando cómo eran las estancias de los baños: la sala de sudoración; el vestíbulo o apodyterium; la sala fría con la piscina frigidarium, la sala templada o tepidarium y la sala caliente o Caldarium.
Yo me imagino, porque estos asuntos llevan mucho tiempo de espera y verificación, que algún día, dentro de unos años, sea Aguilar de Campoo un punto mucho más atractivo para todos los que lleguen a esta tierra y se le dote de todo lo necesario para conservarlo y promoverlo.