Las lápidas funerarias hebreas de Monzón de Campos
Sorprende conocer cómo en 1890 en Monzón de Campos, un pequeño pueblo palentino de la comarca de Tierra de Campos, se encontraron dos lápidas del siglo XI, una de ellas servía de cubierta a un pequeño sarcófago, en el que se hallaban los huesos de un niño. Las lápidas se encontraron en la ladera del antiguo castillo y se depositaron en el antiguo Museo Arqueológico, que se encontraba en los bajos del Palacio Provincial, sede de la Diputación de Palencia. Posteriormente, estas lápidas, por orden ministerial, fueron cedidas en depósito al Museo Sefardí de Toledo.
Lápidas encontradas en Los Castellones, Monzón de Campos | Foto blog Caminando por Palencia. |
La escritura hebrea se compone de 22 caracteres, de los cuales cinco tienen una grafía distinta al final de las palabras y se escribe de derecha a izquierda y también los números. La traducción de la inscripción hebraica de estas lápidas es la siguiente:
Este es el sepulcro de rabí Samuel, hijo de rabí Shalthiel el príncipe sobre el cual se cayó la casa y murió del desastre al tercer día (descanse en el Edén!), á 16 días del mes de Elul del año 4857 (descanse en el Edén!) de la Creación del mundo (descanse en el Edén!).
Según los conferenciantes no es literal que al difunto se le cayera la casa, sino que puede querer decir que le llegó la muerte.
Una tercera lápida, del siglo XI-XII, guarda relación con las otras dos encontradas en 1890 en el entorno del primer castillo que tuvo Monzón de Campos, y es posible que también aparecieran en la ladera del castillo, hoy desaparecido, y que alguien se la llevara a su casa. De hecho, es curioso cómo esta lápida se utilizó, después de esculpir en ella un pequeño círculo, durante muchos años como piedra de apoyo a una portonera de una casa agrícola, en la que el círculo servía para el giro de la puerta. Con el tiempo, el propietario de la casa reformó la entrada, quitó la portonera y la piedra para deshacerse de ella, con tan buena suerte que un vecino del pueblo pasó por allí, y al ver la lápida se la pidió a su dueño, se la llevó en un carretillo a su casa y allí la tuvo unos cuantos años hasta que alguien vio la lápida e informó a su propietario, Luis Aguado Gutiérrez, de que el mejor lugar para esa losa era exhibirla en el Museo de Palencia. Se puso en contacto con Francisco Javier Pérez Rodríguez, director del Museo de Palencia, que inmediatamente se interesó por esa pieza y pidió a su propietario que la donase al Museo.
Desde este verano la lápida se encuentra en la Vitrina del Donante, en la que figuran los nombres de las piezas y quien la donó. La lápida hebrea procedente de Monzón de Campos es la única pieza hebrea que se puede ver en el Museo, y guarda relación con las otras dos encontradas en 1890, que están en el Museo Sefardí de Toledo.
Los conferenciantes descifraron la escritura hebrea de las lápidas, y en concreto de la que se encuentra en el Museo de Palencia, los rasgos visibles, porque el resto está muy deteriorado, teniendo en cuenta que además se hizo un círculo con hendidura en la piedra para sujetar la portonera de la casa agrícola de Monzón. En la transcripción se intuyen tan solo 9 líneas de texto, porque las líneas del centro están perdidas y son ilegibles, por ello son muy pocas las letras y palabras que se pueden leer.
La transcripción que los conferenciantes descifraron, de lo que se puede leer, es la siguiente:
Vitrina del Donante instalada en el Museo de Palencia, en la que|se puede ver la lápida funeraria hebrea del siglo XI-XII procedente de Monzón de Campos, donada al museo por Luis Aguado Gutiérrez. |
Una tercera lápida, del siglo XI-XII, guarda relación con las otras dos encontradas en 1890 en el entorno del primer castillo que tuvo Monzón de Campos, y es posible que también aparecieran en la ladera del castillo, hoy desaparecido, y que alguien se la llevara a su casa. De hecho, es curioso cómo esta lápida se utilizó, después de esculpir en ella un pequeño círculo, durante muchos años como piedra de apoyo a una portonera de una casa agrícola, en la que el círculo servía para el giro de la puerta. Con el tiempo, el propietario de la casa reformó la entrada, quitó la portonera y la piedra para deshacerse de ella, con tan buena suerte que un vecino del pueblo pasó por allí, y al ver la lápida se la pidió a su dueño, se la llevó en un carretillo a su casa y allí la tuvo unos cuantos años hasta que alguien vio la lápida e informó a su propietario, Luis Aguado Gutiérrez, de que el mejor lugar para esa losa era exhibirla en el Museo de Palencia. Se puso en contacto con Francisco Javier Pérez Rodríguez, director del Museo de Palencia, que inmediatamente se interesó por esa pieza y pidió a su propietario que la donase al Museo.
Desde este verano la lápida se encuentra en la Vitrina del Donante, en la que figuran los nombres de las piezas y quien la donó. La lápida hebrea procedente de Monzón de Campos es la única pieza hebrea que se puede ver en el Museo, y guarda relación con las otras dos encontradas en 1890, que están en el Museo Sefardí de Toledo.
Los conferenciantes descifraron la escritura hebrea de las lápidas, y en concreto de la que se encuentra en el Museo de Palencia, los rasgos visibles, porque el resto está muy deteriorado, teniendo en cuenta que además se hizo un círculo con hendidura en la piedra para sujetar la portonera de la casa agrícola de Monzón. En la transcripción se intuyen tan solo 9 líneas de texto, porque las líneas del centro están perdidas y son ilegibles, por ello son muy pocas las letras y palabras que se pueden leer.
La transcripción que los conferenciantes descifraron, de lo que se puede leer, es la siguiente:
“Esta es …la sepultura…del Rabí Yisrael…en el ramillete de los vivientes…su alma…Amén
Grandes e importantes hallazgos son estas lápidas de Monzón de Campos, que ponen en valor su rico patrimonio y el de nuestra provincia.