Me vuelvo al pueblo y paseo de nuevo por las calles Ontiveros y Corredera, disfruto de estas calles porticadas y de sus soportales que me adentran en el siglo XVII a los tiempos de importantes mercados y ferias. La belleza de Ampudia se encuentra también en un monumento único, La Colegiata de San Miguel, con su torre imponente, de una belleza suprema y gótica que gracias a su altura de 63 metros se observa en la llanura terracampina, como símbolo de Ampudia. Hay que admirar la colegiata por fuera y por dentro, donde te encuentras unos retablos renacentistas y barrocos maravillosos y de gran valor artístico, con obras de Alejo de Bahía, sepulcros valiosos y el órgano barroco de 1779 de Tadeo Ortega. Escuchar este órgano en la colegiata es un placer para los sentidos. Importante la visita al Museo de Arte Sacro, en el antiguo Convento de San Francisco, fundado por el Duque de Lerma, valido de Felipe III, en el siglo XVII. El Museo está considerado como uno de los más importantes de la provincia y de Castilla y León por el valor de sus piezas del siglo XII hasta el XVIII. Ampudia tiene mucho que ver para disfrutar de su rico patrimonio, no me puedo olvidar de sus bodegas, de los palomares y los chozos del pastor, ni del interesante Santuario de la Virgen de Alconada, patrona de Ampudia.
Volveré pronto a este bello pueblo con mis amigos, el escritor Froilán de Lózar y el pintor José Luis Onecha, dentro de nuestra visita a Tierra de Campos, en el que Ampudia, pueblo maravilloso, tendrá el protagonismo que merece.
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Espectacular lámpara en la Oficina de Turismo |
Callejeo por Ampudia y en mi recorrido hacia la exposición me encuentro con nuevos soportales con columnas de madera y bellas casonas que parecen palacios. Llego al fin al antiguo Hospital de Santa María de Clemencia, me sorprende el edificio y me entero que este hospital fue decisivo en tiempos de epidemias y de guerra, aquí se atendió a los enfermos más pobres hasta 1946 que cerró por falta de recursos, aunque se siguió atendiendo a los vecinos más indefensos. El Ayuntamiento de Ampudia tuvo la feliz idea de rehabilitarlo e instalar allí la imponente Oficina de Turismo y la Sala de Conferencias y de Exposiciones, y la importante instalación en la segunda planta del Museo de la Medicina. Un acierto albergar en este edificio tanta cultura y belleza, tarjeta de vista de Ampudia. Pero antes de albergar en el antiguo hospital el Museo de la Medicina, el Ayuntamiento de Ampudia contactó con Herminio Revilla, y se negoció la posibilidad de albergar en este lugar el Museo Herminio Revilla, pero las negociaciones no fructificaron.
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Interior del Hospital de Sta. María de la Clemencia. Oficina de Turismo y Salas de Exposiciones. |
Sorprende la portada del edificio y su interior, que conserva bellas columnas y techumbre, con esa moderna y gran lámpara, que destaca por albergar una original panorámica de Ampudia, en la que castillo y colegiata se llevan el protagonismo. Te encuentras con extraordinarias maquetas que decoran la Oficina de Turismo, como la de la incomparable Colegiata de Ampudia y el castillo, y de otros edificios de la localidad, aparte de esa pequeña campana que posa en el suelo de la sala, o ese magnífico carro que recuerda viejos tiempos y faenas camperas, o esa vieja máquina de limpiar legumbres, carros con aperos dispuestos para ir a acarrear, junto a modernas cosechadoras, galeras, trilladoras, carros llenos de cestos de uvas, o carracas de Semana Santa, que portaban las cofradías de Ampudia.
Me llena de gozo el encuentro con el chozo del pastor, y ver en miniatura la bella colegiata, símbolo inconfundible de Ampudia, junto a su incomparable castillo. Impresionan las maquetas y esas figuras que representan faenas del campo y de la era, faenas perdidas, pero no olvidadas por los que peinamos muchas canas. Palomares y tractores, utensilios del siglo pasado, la apisonadora, el traje de danzante, una tradición en la que Ampudia es casi pionera con su Festival del Paloteo. El arte de la danza está presente cada año en esta localidad.
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Capilla del antiguo Hospital de Santa María de Clemencia |
Me encuentro con ese óleo que recuerda al ingenio del Greco en el “Entierro del Señor de Orgaz”, que también decora una zona de la sala. Entro en la capilla del antiguo hospital y me sorprende la belleza de su retablo, escoltado por un danzante y la figura de San Antonio de Padua. Las paredes de la capilla están decoradas con bellas fotografías de los danzantes bailando a la Virgen de Alconada, o ese pastor que espera paciente a sus ovejas junto a la ermita. Y al salir del aposento te encuentras con bellos trajes de dama, de mucho valor por ser de época, esos que utilizan para desfilar en la Feria Barroca. No podía faltar la bella maqueta del castillo de Ampudia. Me adentro en el coqueto Salón de Actos, me encuentro con una exposición permanente de los De Castro, grandes fotógrafos de Ampudia a los que se recuerda con varias exposiciones en el Archivo Histórico de Palencia. Impresionante la selección de fotografías que se muestra en el antiguo hospital, repartidas por todo el salón, buena labor del Archivo Histórico Provincial, custodio de las fotografías y legado de los Castro. En el Salón hay vitrinas en las que se guardan bellos aperos de labranza, decorativos y de gran valor, junto a una diligencia sin caballos. Me subo a la planta superior por una escalera que me traslada a la época del hospital, subo y me encuentro con algo único en el mundo el
Museo de la Medicina, una gran labor protagonizada por el Colegio de Médicos de Palencia y el Ayuntamiento de Ampudia. Un recorrido por los orígenes de la medicina hasta los albores del siglo XX. Todo palentino debiera visitar esta maravilla que nos permite conocer la medicina prehistórica, el mundo de aquellas consultas médicas, aquellas camillas y aparataje recuperado por el Colegio de Médicos. Me detengo en la figura de la palentina Trinidad Arroyo, símbolo de la oftalmología que cuenta con un espacio destacado, merecedora de ser conocida como una de las grandes figuras palentinas que brilló en el mundo por su inteligencia, sabiduría y profesionalidad.
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Inauguración de la exposición. Alcalde y concejales con los artistas. |
Tras estas agradables escenas me acerco a saludar a mis amigos los pintores y pintoras, así como al alcalde de Ampudia. Comienza el acto y es la pintora Inés Martínez González, quien en nombre de los artistas dedica unas palabras de agradecimiento al pueblo de Ampudia, que por cierto se halla ausente en la inauguración. No vi a ningún
ampudiano, salvo el alcalde y el concejal de cultura, solo amigos y admiradores de los artistas están presentes. Toma la palabra el alcalde de Ampudia y agradece la vuelta a Ampudia de estos artistas. A continuación, se procede a la visita de la exposición y cada artista presenta su obra. Interviene en primer lugar la polifacética Inma Emperador, la reina de las acuarelas, pintora autodidacta que ha creado su propio estilo y presenta en la sala una gran producción en la que destacan sus bellas y originales acuarelas, aquellas que muestran el original dominio de este difícil arte, que la autora, dota de personalidad y le permiten subir escalones. Me gusta todo lo que pinta Inma, capaz de pintar esas acuarelas que se identifican por su peculiaridad tanto de colorido, como de originalidad. No todo es acuarela y marinas lo que pinta Inma, que es capaz de ensayar con nuevas técnicas artísticas y collages de vicio. Inma experimenta en cada obra y la llena de su peculiar ingenio tras un dibujo impecable, ese que se aprecia en sus “Tacitas”, o en sus flores y paisajes.
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Inma Emperador. Acuarela. Paisaje en verde |
Toma la palabra Inés Martínez González, autora de bellas composiciones que recuerdan la tragedia de la pandemia y las dota de un colorido atrayente que no pasa desapercibido a quien visita la exposición. Bello autorretrato de la pintora en su mocedad, que muestra una belleza insuperable, como sus rasgos y llamativa expresión. Llena Inés de colorido sus obras que no pasan desapercibidas, como su picassiana “Alegoría”, o ese “Pozo, sin fondo” lleno de misterio y de colorido, o esas bellas “Pequeñas Creaciones”.
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Obras de Inés Martínez González |
El gran fotógrafo Pablo Acinas nos tiene acostumbrados a su fabulosa y especial visión de lo que nosotros no podemos ver. Una simple escalera fotografiada por Pablo te hace ver esos peldaños de otra manera, o su postal de Florencia que fotografió en una zona estratégica, en un montículo cercano y estratégico. La foto de Florencia es tan bella como la ciudad. Otras obras que muestra Pablo nos llevan a ver la monumental ermita románica de Vallespinoso de Aguilar, o esa secuoya que encontró en Cabezón de la Sal y parece un pavo real. Qué decir de Las Puentecillas que parece que esperó la nevada y pintó al puente blanquecino, escarchado y divino, una foto de premio, única, fantástica, imposible. Hay una foto de Pablo que me sorprendió en su exposición de la Sala de Unicaja. Llamó mi atención ese edificio de colores llamativos, hasta el punto de que pensé que era un óleo. Capta el fotógrafo el momento, y retrata a esa sábana solitaria que cuelga del tendedero de una torre de viviendas de Santander.
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Puentecillas con centellada. Pablo Acinas |
Es Acinas un fotógrafo de méritos propios que aprendió en solitario a hacer fotos y a retratar con facilidad, cualidades propias de una estrella. Nos muestra el Villalcazar de Sirga lo que su ojo ve, nos deleita con la magia de su teleobjetivo, sin mostrar aspavientos ni darse importancia, porque es un fotógrafo de pueblo.
Toma la palabra el polifacético artista Alfredo García Andrés, para explicar sus originales esculturas, sus “cosillas de vitrina” y sus grandes y creativos lienzos. Es Alfredo un obrero de la madera, la recupera y la hace bella, juega con ella, la modela y hace que apreciemos su trabajo en la soledad de su estudio. Magníficas sus actuales creaciones y su obra pictórica de un artista que impresiona porque lleva más de cien exposiciones y ha recorrido el mundo con su obra, que descansa en
Villalobón. Artista independiente y a su aire, fundador en 2013 de la Asociación de Artistas Independientes MAS. Alto Comisionado de muchas exposiciones, su obra se reparte por el mundo. Es Alfredo un chico con cara de pueblo, pero lleno de ingenio, como sus creaciones de abeto, olmos y sus interesantes “Pequeñas creaciones”. Destacan en esta exposición sus alegorías, grandes obras llenas de colorido y peculiar interpretación.
Me encuentro en la sala con una original y bella escultura premiada por el Ayuntamiento de Ampudia, obra de Fernández López, obra llena de exquisita calidad.