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A diferencia de Gran Bretaña o Alemania, aquí la justicia no da garantías: lenta, chapucera y corrupta. Acaba de publicarse que la Audiencia Nacional tiene en estos momentos a 400 personas imputadas por grandes delitos de corrupción, de las que solamente ocho se encuentran en la cárcel. La corrupción es como la hidra de la mitología griega, una serpiente con cien cabezas. Por cada cabeza que perdía, le salían dos nuevas. Hércules la mató cortando todas sus cabezas de un solo tajo. No parece que tengamos hoy un Hércules capaz de acabar con el monstruo de un solo golpe, y nuestros dirigentes no se muestran a la altura de la circunstancias. Es hora de regenerar el tejido social. Tiene poco sentido esperar la solución de arriba; en cambio, hacer de Hércules en el propio ambiente, cada uno en su sitio, resulta una tarea más adsequible.

Alejandro Navas