Desnudo nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano
«Quiero decir, que sin blanca entré en este gobierno y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas.»
Esto dijo Sancho al despedirse de los funcionarios públicos de la ínsula, y esto mismo repitió, puesto de rodillas ante el Duque y la Duquesa, al volver de su gobierno: «Yo , señores , porque lo quiso vuestra Grandeza, sin ningún merecimiento mío, fui a gobernar vuestra ínsula Barataria, en la que entré desnudo y desnudo me hallo, ni pierdo ni gano.»
Al despedirse de ellos, vuelve a las andadas: «En efecto, yo entré desnudo en el gobierno y salgo desnudo de él, y así podré decir con segura conciencia, que no es poco: desnudo nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano.»
Del mismo refrán se había valido para expresar lo poco que le importaba que el maestro Elisabat y la reina Madasima hubiesen estado o no amancebados. Finalmente, al ver que los envidiosos historiadores traen su honra aquí y allí, barriendo calles, hace las siguientes reflexiones: «Y cuando otra cosa no tuviese, sino el creer, como siempre creo, firme y verdaderamente en Dios y en todo aquello que tiene y cree la Santa Iglesia Católica Romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy, de los judíos, debían los historiadores tener misericordia de mí, y tratarme bien en sus escritos; pero digan lo que quisieren, que desnudo nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano; aunque por verme puesto en libros y andar por ese mundo de mano en mano, no se me da un higo que digan de mí todo lo que quisieren.»
Con unas cuantas docenas de docenas de Sanchos, quedaba arreglada España en un abrir de ojos.
Esto dijo Sancho al despedirse de los funcionarios públicos de la ínsula, y esto mismo repitió, puesto de rodillas ante el Duque y la Duquesa, al volver de su gobierno: «Yo , señores , porque lo quiso vuestra Grandeza, sin ningún merecimiento mío, fui a gobernar vuestra ínsula Barataria, en la que entré desnudo y desnudo me hallo, ni pierdo ni gano.»
Al despedirse de ellos, vuelve a las andadas: «En efecto, yo entré desnudo en el gobierno y salgo desnudo de él, y así podré decir con segura conciencia, que no es poco: desnudo nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano.»
Del mismo refrán se había valido para expresar lo poco que le importaba que el maestro Elisabat y la reina Madasima hubiesen estado o no amancebados. Finalmente, al ver que los envidiosos historiadores traen su honra aquí y allí, barriendo calles, hace las siguientes reflexiones: «Y cuando otra cosa no tuviese, sino el creer, como siempre creo, firme y verdaderamente en Dios y en todo aquello que tiene y cree la Santa Iglesia Católica Romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy, de los judíos, debían los historiadores tener misericordia de mí, y tratarme bien en sus escritos; pero digan lo que quisieren, que desnudo nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano; aunque por verme puesto en libros y andar por ese mundo de mano en mano, no se me da un higo que digan de mí todo lo que quisieren.»
Con unas cuantas docenas de docenas de Sanchos, quedaba arreglada España en un abrir de ojos.
SOBRE ESTA BITÁCORA
Esta bitácora nace en noviembre de 2008 con el ánimo de divulgar historias curiosas y entretenidas. Son 17 años acudiendo diariamente a la llamada de amigos que vienen de todo el mundo. Con +6.523.000 de visitas, un mapa del románico abierto a finales de 2023 que ya ha recibido +734.000 consultas y +6000 artículos en nuestra hemeroteca, iniciamos una nueva andadura. Comparta, Comente, síganos por nuestros canales de Telegram y Wasap. Y disfrute. ¡Es gratis!
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