Si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro.


Si los soldados andan buscándoles cosquillas a los capitanes (que en llegando a generales suelen tenerlas malísimas), mal para el cántaro; si el pueblo soberano anda buscando el pelo al huevo, es decir, al gobierno, mal para el cántaro; si el trabajo á cada triquitraque anda a la greña con el capital, mal para el cántaro. Verdad es que en ciertos momentos históricos todo parece trabucado; pero también nos enseña la historia, que

—Cuando el pelo enrasa y el raso empela, con mal anda la seda.

Y que

—Al cabo de los años mil torna el agua a su cubil.

La verdad de estos dos últimos refranes, no la destruirán las Sectas, ni la Internacional, ni los fusiles y filósofos prusianos por mucho que madruguen. Por más que la piedra nos parezca ahora el imperio prusiano, no hay tales carneros. Los emperadores y reyes revolucionarios son el cántaro: la verdadera piedra es el Papa. Tu es Petrus.

Este es otro de los cuatro refranes que se ofrecieron á Sancho, y que luego él mismo interpreta, pero el sentido de este le parece tan claro que no requiere interpretación ninguna , pues, como él dice: 

—Lo de la piedra en el cántaro un ciego lo verá.

Don Quijote alude claramente a él en las siguientes palabras que dirige al escudero: «De todo lo que he dicho has de inferir, Sancho, que es menester hacer diferencia de amo a mozo, de señor a criado, y de caballero a escudero: así que desde hoy en adelante nos hemos de tratar con más respeto, sin darnos cordelejo, porque de cualquiera manera que yo me enoje con vos, ha de ser mal para el cántaro: las mercedes y beneficios que yo os he prometido, llegarán á su tiempo, y si no llegaren, el salario a lo menos no se ha de perder, como ya os he dicho.»

La lección del Comendador griego, copiada por Iriarte, no vale tanto como la de Cervantes que es la que adopta la Academia. El Comendador dice:

—Si la piedra da en el cántaro, mal para el cántaro, y si el cántaro da en la piedra, mal para el cántaro.

La Colección de Zaragoza lo varía de este modo:

—Si la redoma da a la piedra, o la piedra a la redoma, mala para la redoma.

Otro refrán nos advierte que Siempre quiebra la soga por lo más delgado, y el autor del Diablo Cojuelo lo modifica diciendo:

—Siempre quiebra la soga por lo más forastero.

 

IMAGEN: EL COMERCIO
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1 comentarios en el blog:

Antonio Riaza (wassap) dijo...

Buenos días Froilán
Hoy más que un refrán es un consejo a tener muy en cuenta. La verdad y la razón muchas veces están con el cántaro pero no le hacen más duro que la piedra.
El del pelo y el raso es más triste, al pensar que la combinación nunca llegará a producir algo más valioso. Leí el Quijote de muy joven y no llegué a hacerlo entero. Y, además, sin saborearlo como me están enseñando estos refranes.Me gustaría volverlo a leer pero con comentarios al margen para saborearlo mejor y aprender mucho más.
Me alegra que este mes de relax lo hayas aprovechado para traerlo.

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