Carta y poema de Barufaldi
¿Qué se cuentan los poetas en sus cartas?
¿Se animan a seguir en su labor callada, personalísima, de expresar en verso lo que los demás contamos en lenguaje llano?
Basílica-Santuario Sacro Monte, 14 septiembre, 2000
Querido, remoto y reencontrado amigo Marcelino: “A mí se me hace cuenta que te estoy escribiendo” diría nuestro común amigo Borges, después de casi 40 años de nuestras últimas cartas. Tal vez sea cierto lo del tango “que 20 años no es nada”.
CARTA DE BARUFALDI A MARCELINO GARCÍA VELASCO
Por Rogelio Barufaldi, poeta
Como te decía en mi fugaz llamada desde estos hermosísimos Alpes italianos, frente a Suiza, en un Santuario a 600 metros de la ciudad donde he establecido, gracias a la generosidad de algunos amigos piamonteses, mi “refugio” monástico desde el año 1994; te decía de la historia de este rencuentro. Al enorme poeta José María Fernández Nieto le conté lo mismo. Me hallaba de paso en Madrid, ciudad que me encanta, cuando en la Casa del Libro me topo con tu Antología de 1997. Allí llamé a la editorial y conseguí el teléfono de José María, el cual me dio el tuyo. Te imaginas el violento y feliz retroceso a 1962, creo que éramos unos “pibes” locos por la poesía. Ya en el año 1960, mientras estaba de profesor en el Seminario, y hacía la Licencia en filosofía y Letras, me encomendaron la creación de una nueva parroquia en la región más al Norte de Rosario. Allí se me hizo clara esa opción de Pirandello: “la vida o se la vive o se la escribe” y opté por el barrio y su gente. Pero como la poesía es (como dice mi amigo poeta Horacio Salas, que sabe algo de eso, yo, no) como las mujeres cuando las encuentras no te curas más, volvió la poesía en la Universidad y con la gente humilde de mi barrio. Todo esto lo verás cuando te envíe desde Rosario algunos libros.
Mira si no es para creer en la Providencia y “todo eso” (como dicen mis incrédulos amigos escritores de mi ciudad) El año 93 (continúo la casi prescindible historia) me salió una beca para estudiar un año en Roma. Allí me hice de estos amigos piamonteses, etruscos y lombardos. Y como mis antepasados (me traiciona mi apellido) son de estas zonas, heme aquí un Italo argentino (que ya no es jugador de fútbol pero que viene a Italia, España, Fátima, etc. dos veces cada año. (Éste, el jubileo, tres).
Aquí estaré hasta el 22 de septiembre, día en que debo partir hacia donde me espera la nueva primavera de mi país, mi ciudad y mi parroquia. Estoy (¿estamos?). Casi en jubilación pero mantengo, para no perder la mano, alguna cátedra. Cuéntame de tus cosas. Si puedes mándame a Rosario (te pongo mi tarjeta) libros de poemas tuyos, porque como decía Rubén Darío, mi esposa es la filosofía y la teología, pero mi amante es la poesía. Espero que D. José María te enseñe, mientras tanto los pocos que traje aquí. Perdón por dos cosas: la letra (no tengo mi vieja máquina) y el “horrible” español que aún hablo después de tres meses de italiano, francés etc. en esta “encrucijada” donde habito, rezo, predico y confieso. Un saludo especial a tu mujer y a tus hijos a quienes espero conocer algún día, tal vez el próximo verano europeo, cuando pueda llegarme (sueño) a Palencia. Solo llegué por el Norte a Salamanca. Un gran abrazo de tu ahora otra vez cercano amigo y empecinado cura: Rogelio Barufaldi.
Mira si no es para creer en la Providencia y “todo eso” (como dicen mis incrédulos amigos escritores de mi ciudad) El año 93 (continúo la casi prescindible historia) me salió una beca para estudiar un año en Roma. Allí me hice de estos amigos piamonteses, etruscos y lombardos. Y como mis antepasados (me traiciona mi apellido) son de estas zonas, heme aquí un Italo argentino (que ya no es jugador de fútbol pero que viene a Italia, España, Fátima, etc. dos veces cada año. (Éste, el jubileo, tres).
Aquí estaré hasta el 22 de septiembre, día en que debo partir hacia donde me espera la nueva primavera de mi país, mi ciudad y mi parroquia. Estoy (¿estamos?). Casi en jubilación pero mantengo, para no perder la mano, alguna cátedra. Cuéntame de tus cosas. Si puedes mándame a Rosario (te pongo mi tarjeta) libros de poemas tuyos, porque como decía Rubén Darío, mi esposa es la filosofía y la teología, pero mi amante es la poesía. Espero que D. José María te enseñe, mientras tanto los pocos que traje aquí. Perdón por dos cosas: la letra (no tengo mi vieja máquina) y el “horrible” español que aún hablo después de tres meses de italiano, francés etc. en esta “encrucijada” donde habito, rezo, predico y confieso. Un saludo especial a tu mujer y a tus hijos a quienes espero conocer algún día, tal vez el próximo verano europeo, cuando pueda llegarme (sueño) a Palencia. Solo llegué por el Norte a Salamanca. Un gran abrazo de tu ahora otra vez cercano amigo y empecinado cura: Rogelio Barufaldi.
Oración simple a San José
San José y el establo en plena noche
cobijando el secreto de María.
José simple testigo del derroche
de la noche con luz que se hace día.
José, el obrero fiel entre pastores,
José el Obrero y en la algarabía
de un cielo con sus ángeles cantores
anunciando la paz que amanecía.
José del buey, el asno y el camino,
José de Navidad, José en lo oscuro,
José donde lo humano y lo divino
del Niño halló el refugio más seguro.
(fragmento)
SOBRE ESTA BITÁCORA
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1 comentarios en el blog:
Con esta carta reencontrada entre el legado de Marcelino, quiero desear a todos los seguidores del Blog y a su " jefe" una feliz entrada en el 2025 y con mi deseo de felicidad
Cordialmente, Carmen
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