Uno de los platos exquisitos son las larvas de mosca, que allí se conocen como "gusanos del queso". 

Hace unos días, nos hacíamos eco de la "bondad" de algunos animales para el estudio del comportamiento humano. Hablábamos de la depresión y el ejemplo de los grillos.
Hoy vamos a fijarnos en los insectos que le sirven al hombre de alimento.
Un día al año, generalmente, el lunes siguiente a la celebración del día de los muertos, las comunidades de "El Taxco" (México) escalan el cerro del Huixteco ( ) para buscar los jumiles que según la creencia polular "protegen a la población".
El jumil tiene muchas proteínas y es muy digestible. Es fácil de capturar y se conserva bien en seco sin perder su valor nutritivo. Para muchas de aquellas comunidades, uno de los platos exquisitos son las larvas de mosca, que allí se conocen como "gusanos del queso". Se trata de un pedazo de queso envuelto en hojas de plátano. Al cabo de cinco días se desarrollan las larvas de mosca y puede ya comenzar a desgustarse. Desde hace muchos años, esto que parece repugnante, es una práctica habitual en paises europeos como Francia e Italia. Y también en España. Recuerdo siendo niño cuando bajaba con mi padre a las ferias de Potes (Cantabria), donde adquiríamos el queso con gusanos, aquí más conocido como queso picón.