Pero hay más que una manipulación política. Detrás de la respuesta del candidato a rector se esconde una realidad. La universidad española está imbuída de un gremialismo medieval que le impide competir en un marco universal. Se ha olvidado que la palabra universidad viene de universitas y que debiera encajarse en la universitas mundial. Si no lo hace, se estanca, y con esto hace un flaco favor a sus propios alumnos, los "nuestros" y a la sociedad en general. Es la misma mentalidad que hace que los colegios profesionales sean defensores de sus colegiados cuando debieran ocuparse, sobre todo, de su competencia profesional. Amparan cuando deberían velar por la calidad. La endogamia universitaria que se ha ido eliminando, en gran medida, en nuestro entorno europeo, sigue sin el menor atisbo de mejorar en la universidad española. Al promocionar siempre los "nuestros" se impide que entre la savia nueva que haría las reformas necesarias para que el cuerpo viva con una renovación contínua. 

La endogamia empobrece. Olvidan que las universidades mejor valoradas en el mundo lo son gracias a que contratan a los mejores en el mercado mundial, sin más limitación que la calidad. Y los mejores no son siempre y necesariamente los "nuestros". Al no competir en el mundo (ni siquiera dentro de España) se hace ver a los "nuestros" que no es la competencia intelectual la que prima, sino los factores del gremialismo, estar bien con el jefe y aguardar el turno esperando que llegue el momento de la promoción. Con esta mentalidad, no es de extrañar que las universidades españolas ocupen un lugar bajo en el ranking internacional. En la universidad española hay profesores e investigadores que destacan a nivel internacional, pero el problema es que la media es baja, y seguirá siéndolo mientras que las malas costumbres endogámicas no ceses. Debería haber tolerancia cero: mientras no haya un cambio radical de mentalidad, seguirán los "nuestros" sabiendo a qué atenerse, y las universidades serguirán con la baja valoración que están provocando. Si esto es cumplir con los "nuestros", estimular la mediocridad, no sé qué pretende un candidato a rector que defiende promocionar a los "nuestros" porque son los mejores.