Templo de San Juan

Cuando en aquel mes de Marzo que celebraba la Semana Santa de 2016 me desembarcaron en medio de un paraje solitario y silencioso, mi primera visión fue la de una barca bocabajo, hundida en el fondo marino de verdes algas por un cielo en tempestad. Así es el templo del Serrablo oscense San Juan de Busa.

Incierta y discutida es la fecha de su construcción, pues mientras para unos correspondería al segundo período mozárabe entre los años 960-100, para los que mantienen su carácter netamente románico la datan entre 1060-1070.

Lo primero que llama su atención es la carencia de torre, elemento característico de las construcciones religiosas serrablesas que les otorgan sentido de verticalidad ascendiendo desde el salón a la cúpula, y que aquí aparece sustituido por un sobrealzado recrecido del tejado que cubre la nave y que sirve de elemento identificativo y singular.






El muro occidental contenía una puerta hoy cegada y se corona con una ventana trífora, tal vez recolocada.


Exteriormente, el ábside con lesenas medianeras que recogen cinco arcos ciegos que aparecen comprimidos, por encima y por abajo, por baquetones cinchados por anilla.


En el interior, una nave con dobles columnas adosadas al muro se cubre de madera en artesa invertida.


Y que desemboca en pequeño presbiterio y ábside con vano rasgado al interior.


A los pies, la luz accede desde la ventana trífora del muro septentrional que, de una sola pieza, presenta dovelas, imposta y salmer que recalcan unos preciosos y cerrados arcos de herradura.


Una preciosidad de lugar. Una maravilla de templo anclado en el tiempo. Un tiempo para revivir.

Última actualización, 14Ene2025 | 873👀