Hojeando la Prensa palentina de años pretéritos, he encontrado una poesía de Pisa Pajares (paredeño), en el "Porvenir palentino", del 2 de febrero de 1865 y en la "Crónica Mercantil" del 14 de Marzo del mismo año, en la que sintetiza toda la eterna contienda del fumador y del médico. El tabaco, como el vino, es nocivo cuando se toma en dosis excesivas. Pero don José Garrido, un galeno de entonces, opinaba que el tabaco siempre es dañoso para la salud. Y que se debía desterrar el uso del tabaco. La poesía de don Ramón de la Pisa Pajares, es un manual del fumador, en que se señalan todas las características del tabaco.

Por el tabaco somos dioses. Nos colocamos al lado de los grandes mitos helenos. Quizá no nos le sirvan Ganímedes, hijos de reyes, desinteresados. Unas perrillas le hacen asequible a todas las voluntades. Con algo de egoísta sencillez, esta planta exótica abre los horizontes de una vida nueva, y nos lanza al océano de lo imposible.

Es humo... incienso... Los fumadores, nosotros los fumadores somos los sacerdotes de su teogonía, confusa, maquiavélica. Y con decir sacerdotes lo decimos todo. Los monaguillos que sirvan nuestra religión, sin duda sean los estanqueros. Sin duda, pero poco nos importa... el vaso en que se escancia.

Si el tabaco es néctar, contra todas las opiniones, debemos coincidir que ha de escanciarse en vasos artísticos o no artísticos -depende de la calidad- como se escanciaba el néctar. ¿Y cuáles son estos vasos? Una simple envoltura. De papel si es artificial, o de hoja del mismo tabaco... si es natural. Y tenemos el cigarrillo y el puro... O hablando con más propiedad, el pitillo y el cigarro. Como el más común es el primero, nos vamos a permitir la licencia de descartar de nuestra información por ahora, al segundo.

Y tabaco va a ser sinónimo, por ahora también, de pitillos.

Ultima actualización, 10/1/2025 | 311👀

Diario Palentino

20 Enero de 1930

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